Aunque algunos de estos elementos del grupo de los metales son micronutrientes necesarios para la vida de los seres vivos y deben ser absorbidos por las raíces de las plantas o formar parte de la dieta de los animales, muchos metales pesados tienen la capacidad de provocar cambios evolutivos debido a sus efectos en el organismo a largo plazo. Ejemplos de metales pesados son: cobre (Cu), plomo (Pb), zinc (Zn), mercurio (Hg), aluminio (Al), arsénico (As), etc.
Los metales pesados son devastadores contaminantes ya que contaminan el aire, el agua y la tierra utilizados por las plantas y los demás eslabones de las cadenas tróficas. Sus efectos son de tipo genotóxico, es decir que producen mutaciones en el ADN y desmielinizante, por lo que afecta al sistema nervioso central.
Los sustratos contaminados suelen ser producto del trabajo minero, la contaminación, la industria de fundición y chapado, el depósito de origen atmosférico por la acción de incineradoras, tubos de escape de vehículos y el uso de fertilizantes y pesticidas, así como el depósito de lodos y barros residuales en los cauces de los ríos. Dichos sustratos constituyen la fuente de alimentación de los alimentos vegetales que consumimos y, en el caso de los peces, acaban incorporándose directamente a su cadena trófica.
En relación con la absorción y la distribución, los compuestos organometálicos se benefician de una mejor difusión por lo que se absorben bien por vía digestiva e incluso pueden absorberse por vía cutánea. Si la absorción es lenta, la excreción lo es más aún, de manera que tienden a acumularse en el organismo. .
La sangre, orina y pelo son las muestras biológicas más empleadas para medir una exposición o dosis. Las dos primeras para determinar una exposición reciente y la última para determinar una exposición anterior y su evolución en el tiempo.
MERCURIO
Los derivados mercuriales con radicales alquilo como el metilmercurio son potentes neurotóxicos del sistema nervioso central.
El mercurio traspasa la barrera hematoencefálica, por lo que los fetos se ven afectados por la exposición continua al mercurio ingerido por la madre.
El consumo de pescados altamente contaminados con metales pesados es una importante fuente de contaminación en humanos.
Los peces de mayor tamaño y que además viven mucho tiempo, se alimentan de otros peces son los que contienen más mercurio, el cual se acumula en el tejido graso del pez.
En niños y embarazadas se considera que aquellos pescados que contienen mayor cantidad de mercurio (pez espada, cazón, tiburón, algunas clases de atún) deben evitar comerse.
Según El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social de España (https://www.mscbs.gob.es/consumo/pec/recomendacion/pescadoHg.htm) :
Se recomienda a las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en periodo de lactancia y a niños de corta edad (entre 1 y 30 meses) consumir una amplia variedad de pescados, por sus grandes beneficios nutritivos, evitando consumir las especies más contaminadas con mercurio cuyo consumo debe limitarse en determinadas etapas.
Las recomendaciones para el consumo de Pez espada, Tiburón, Atún rojo (Thunnus thynnus: especie grande, normalmente consumida en fresco o congelada y fileteada) y Lucio son las siguientes:
- Mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo o en período de lactancia. Evitar el consumo.
- Niños < 3 años. Evitar el consumo.
- Niños 3-12 años. Limitar a 50 gr/semana o 100gr/ 2 semanas (No consumir ningún otro de los pescados de esta categoría en la misma semana).
Para otras especies de pescado puede consultar:
Eating Well with Canada’s Food Guide [Comer bien con la Guía Alimentaria Canadiense] en www.healthcanada.gc.ca/foodguide.
O la web de la FDA: www.fda.org
El TIOMERSAL, también conocido como timerosal, mercuriotiolato y 2-(etilmercuriotio) benzoato de sodio, es un compuesto que contiene mercurio muy utilizado hace años para impedir la proliferación de bacterias y hongos durante el almacenamiento y, sobre todo, durante el uso de viales multidosis de ciertas vacunas. También se ha utilizado durante la fabricación de vacunas para la inactivación de ciertos microorganismos y toxinas y para mantener la esterilidad en la cadena de producción. El tiomersal se utilizó desde la década de 1930 en la fabricación de algunas vacunas y otros productos médicos.
Este excipiente está en desuso en la actualidad, pero fue muy controvertido. Niños vacunados desde finales de los años 70 (comienzo de la introducción de la triple vírica en España) pueden acumular dosis superiores a las consideradas como tóxicas por la OMS, dependiendo de las marcas comerciales utilizadas en su día para la vacunación.
Diagnóstico:
Los métodos de análisis para averiguar la posible intoxicación por metales pesados se basan casi siempre en un análisis capilar.
Efectos sobre el organismo:
Son fundamentalmente sobre el sistema nervioso, baja la inmunidad reduciendo la resistencia a los virus y bacterias. Puede aparecer dolor de cabeza y muscular, estreñimiento, dificultad para concentrarse, anemia. Es imprevisible su efecto sobre el desarrollo neuronal de los neonatos, ya que se fija en la mielina y se va acumulando a lo largo de la vida.
Posibles tratamientos:
Para eliminar los metales pesados del tubo digestivo es necesario utilizar sustancias que los atraigan y los movilicen para expulsarlos del cuerpo para lo que se utilizan una serie de productos llamados quelantes.
- Ajo: por contener azufre que se combina con el metal y facilita su expulsión.
- Rumex crispus: además de ser un quelante, tiene la capacidad de limpiar de insecticidas y pesticidas alojados en el intestino.
- Chlorella: es un alga cultivada en Japón, utilizada tradicionalmente como depurativo. Actúa movilizando las reservas de metales y excretándolos a través de orina o las heces, ya que los retiene en su gruesa pared celular y los transporta.
- Vitamina C: Está indicada en la intoxicación de aluminio y arsénico. Contribuye, al igual que el Selenio, a luchar contra los radicales libres.
ALUMINIO
El aluminio se utiliza en cosmética, cremas dentales, desodorantes antitranspirantes y utensilios de cocina. Entre los medicamentos que contienen aluminio están los antiácidos, suplementos de calcio, antidiarreicos líquidos para diálisis, soluciones nutritivas y fundamentalmente las vacunas, que tienen como adyuvante compuestos de aluminio: hidróxido, fosfato o fosfohidróxido.
Efectos sobre el organismo:
Está relacionado con la afectación neurológica en encefalitis, pérdidas de memoria, el Alzheimer y otros trastornos mentales propios de la degeneración neuronal, con la debilidad de la mucosa digestiva. Asimismo, reduce la absorción de selenio y fósforo.
Al igual que el mercurio, se acumula en el organismo y no se metaboliza.
En el caso de los adyuvantes incluidos en la formulación de las vacunas que incluyen aluminio, hace años que hay controversia. Los últimos estudios confirman la seguridad de las vacunas ya que las concentraciones de aluminio hoy día son mínimas y no existen riesgos.
Posibles tratamientos:
Se puede administrar deferoxamina mesilato, que es un agente quelante para iones de hierro y aluminio trivalentes.
PLOMO
El plomo se encuentra en algunas pinturas, producto químicos, en las gasolinas de hace unos años, algunos envases, insecticidas, tuberías de abastecimiento de agua corriente en edificaciones antiguas.
La exposición a pequeñas cantidades de plomo durante un largo periodo de tiempo se conoce como intoxicación crónica. La anemia es el primer síntoma de envenenamiento crónico producido por el plomo en los animales, dado que interfiere en la síntesis del grupo hemo, reflejándose en síntomas tales como naúseas, vómitos y dolores abdominales.
Efectos sobre el organismo:
El plomo desplaza en procesos enzimáticos minerales como calcio, cobre, zinc y manganeso. Afecta el sistema nervioso y al cerebro, reduce el sistema inmune, provoca cefaleas, estreñimiento, dificultad para concentrarse, anemia alteraciones del desarrollo psicomotor y dolor muscular.
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Autora: Raquel Carnero Gómez (farmacéutica).
Fuentes:
https://www.mscbs.gob.es/
http://www.cfnavarra.es/salud/anales/textos/vol26/sup1/suple8a.html
Codina y cols. Arch. Environ. Contam. Toxicol. 25: 250-254 (1993)