El aspartamo se descubrió en 1965 cuando un científico estudiaba una droga antiulcerosa. El aspartamo fue catalogado de potente edulcorante y patentado por la empresa Searle con el nombre de Nutrasweet, que al poco tiempo se fusionó con la multinacional Monsanto. Los estudios de seguridad sobre el aspartamo fueron mínimos y con graves deficiencias experimentales. Sin embargo, en 1974 la FDA (Agencia Federal Americana de Drogas y Alimentos) lo legalizó.

El aspartamo está compuesto por un éster metílico N-(L-α-Aspartil)-L-fenilalanina. Su poder edulcorante es   200 veces mayor que la sucarosa. El aspartamo se transforma inmediatamente en el organismo en fenilalanina, ácido aspártico y metanol. Durante la metabolización de este edulcorante en el organismo, el metanol es transformado en formaldehído, un compuesto que la Organización Mundial de la Salud considera cancerígeno desde el año 2004, pero que no llega a acumularse en el organismo.

Aspartamo

Aspartamo

El otro metabolito es la fenilalanina, cuyo exceso da lugar a diarreas, nauseas, vómitos y nerviosismo. Tanto el ácido aspástico como la fenilalanina son neurotóxicos que atraviesan la barrera hematoencefálica. Ambos están relacionados con la aparición de convulsiones,  migrañas y síndrome de fatiga crónica.

El aspartamo se encuentra en miles de productos bajo en nombre de E-951: bebidas refrescantes, zumos, helados, chicles, bollería industrial, yogures, alimentación de control de peso e incluso como excipiente en medicamentos. En general, una persona consume de media alrededor de 2 o 3 mg / kg cada día de aspartamo. Sin embargo, esa cifra puede incrementarse mucho en los niños que consumen golosinas.

Desde hace 25 años, el producto está autorizado por la FDA de Estados Unidos. La venta del aspartamo, con sólo cuatro calorías, 200 veces más dulce que el azúcar y comercializado con las marcas NutraSweet y Equal, factura 570 millones de dólares al año. Se calcula que unos 350 millones de personas en el mundo, muchas esperanzadas en bajar de peso, lo consumen diariamente en 6.000 tipos de alimentos. Sólo en Europa se venden 2.000 toneladas anuales del producto.

El científico italiano Morando Soffritti, investigador de la European Ramazzini Foundation of Oncology and Environmental Sciences de Bolonia, reavivó la polémica sobre la inocuidad del aspartamo, este endulzante artificial que se usa en productos tan populares como los refrescos dietéticos de Coca Cola y Pepsi Co. El centro de investigación de Soffriti, creado en 1971, ganó credibilidad mundial al descubrir las propiedades cancerígenas del aditivo de los carburantes, el eter metil terbutílico (MTBE son sus siglas en inglés), lo que impulsó su prohibición en 21 estados en Estados Unidos.

Las ratas del estudio de Soffriti 1.800 ejemplares en total, fueron alimentados con diferentes dosis de aspartamo durante toda su vida. En las hembras, algo que no se constató en las ratas macho, el linfoma y la leucemia se asociaron significativamente con el consumo diario de aspartamo a dosis tan bajas como 20 miligramos por kilo de peso corporal. A su vez, se detectó una tendencia hacia estos tipos de cáncer, en dosis de 4 mg por kg de peso corporal. Para llegar a una dosis de 20 mg / kg, una mujer de 55 kg tendría que beber tres latas de refresco en un día.

Con los resultados analíticos obtenidos en el año 2010 por el equipo de investigadores de Soffritti y de Halldorsson (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20886530 y http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20592133) concluyó que el aspartamo podría tener efectos cancerígenos.
Los resultados indican que el aspartamo es un agente cancerígeno multipotencial, aún consumiendo diariamente 20 miligramos por kilogramo de peso corporal, es decir, una cantidad menor a la que recomiendan la FDA (50 mg/kg de peso corporal) y la Unión Europea (40 mg/kg). Los estudios apuntan a un aumento de la incidencia de los tumores malignos en ratas que consumen este compuesto.

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El consumo de aspartamo está rigurosamente contraindicado en pacientes con fenilcetonuria. Alrededor de un  2% de la población presenta los genes que causan la fenilcetonuria, es decir, que carecen del enzima específico para metabolizar la fenilalanina. Como consecuencia, este aminoácido se acumula y resulta tóxica para el sistema nervioso central, ocasionando daño cerebral.

Existen varios países en los que el uso de aspartamo en alimentación está prohibido, como en Islandia, Noruega, Filipinas y Japón. La mayoría de las autoridades sanitarias consideran que los resultados de los estudios publicados y que relacionan el aspastamo con la aparición de cáncer o esclerosis múltiple no son concluyentes. La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA), a petición de la Comisión Europea ha comenzado un nuevo proceso de reevaluación de este compuesto para establecer su seguridad en 2012.

Autora: Raquel Carnero Gómez (farmacéutica).

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