La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica muy frecuente que ocasiona graves perjuicios a la salud.

Es una causa muy importante de enfermedad vascular cerebral (hemorragia cerebral), coronaria (angina de pecho, infarto) y renal.

El diagnóstico se realiza, habitualmente, en la consulta del personal médico o de enfermería con un aparato de mercurio o con uno electrónico automático. Para diagnosticar a una persona como hipertensa se precisan varias visitas a la consulta, con el objeto de confirmar que persisten los valores de presión por encima de lo considerado como normal. No hay que olvidar que las cifras de tensión arterial pueden oscilar a lo largo del día y variar de un día a otro. Si las medidas de tensión arterial las realizamos nosotros mismos en nuestro domicilio, intentar hacerlo siempre en las mismas condiciones (tranquilidad, mismo horario…).

Los valores límites hoy aceptados como normales son de 140 mm Hg para la presión arterial sistólica (máxima) y de 90 mm Hg para la diastólica (mínima), popularmente 14 y 9. En algunos casos (diabetes, enfermos del corazón o riñón), el valor considerado como normal es más bajo (130 mm Hg para la máxima y 80 mm Hg para la mínima).

Cuando una persona es diagnosticada de hipertensión, debe tener unos cuidados especiales para evitar que la enfermedad progrese y pueda dañar órganos vitales (cerebro, corazón, riñón, ojos y todo el árbol arterial). Es importante reseñar que se trata de una enfermedad que, en la mayoría de los casos, es asintomática (el paciente no siente nada), pero daña de manera inevitable cuando no se controla. Para detectar lesión en estos órganos vitales su médico le realizará unas exploraciones elementales y según sus resultados le recomendará unas medidas no farmacológicas (alimentación, ejercicio) o incluso algún medicamento.

Para reducir su presión arterial es muy útil que siga los siguientes consejos:

• Reducir el peso si hay sobrepeso. La tensión alta es más frecuente en las personas con sobrepeso u obesidad. Pídale a su médico unas recomendaciones alimentarias, adecuadas a sus actividades de la vida diaria.

• Reducir el consumo de sal. La reducción de la sal suele ser una medida eficaz en un alto porcentaje de pacientes hipertensos. Debe evitar los alimentos muy salados (conservas, embutidos, precocinados, ahumados, salazones, mariscos y crustáceos, frutos secos salados, aceitunas, carne de cerdo y pato curadas, vísceras, agua con gas y bollería). Además, debe utilizar menos sal cuando cocine y evitar el salero en la mesa.

• Aumento de la actividad física. La realización de ejercicio físico, acorde a sus posibilidades, reduce los valores de la tensión. Es suficiente con caminar a ritmo rápido o nadar durante 30-45 minutos, 3 ó 4 veces a la semana. En caso de sedentarismo de tiempo de evolución, es importante efectuar la actividad física de forma progresiva hasta alcanzar los objetivos reseñados.

• Abandono del tabaco. El paciente hipertenso que fuma tiene mucho más riesgo de padecer una enfermedad coronaria que otro que no fuma. Por tanto, es importante dejar el tabaco para reducir el riesgo. Además, el tabaco produce enfermedades pulmonares importantes (bronquitis crónica, cáncer).

• Reducir el consumo excesivo de alcohol. Beber un vaso o dos de vino al día (o dos cañas de cerveza) no es nocivo; sólo en aquellos casos en que lo tengan estrictamente prohibido se debe evitar el alcohol (obesidad, enfermos del hígado, etc.). Debe evitar las bebidas de alta graduación (ron, ginebra, whisky, etc.).

• ¿Es nocivo el café? No está demostrado que el consumo moderado de café (dos o tres tazas diarias) produzca elevación de la presión arterial. Si padece de nerviosismo u otra alteración que lo contraindique, entonces deberá evitarlo. Diríamos entonces que el café “pone nervioso” más que sube la tensión.

Tratamiento farmacológico

En caso de precisar tratamiento farmacológico, es muy importante tomar las pastillas como le han indicado. En la mayoría de los casos este tratamiento es para toda la vida. Cuando la presión está normal (por debajo de 14 y 9 y en algunos casos por debajo de 13 y 8), no abandone el tratamiento por su cuenta, pues es una buena señal de que funciona. Si duda, consulte a su médico, que le indicará si precisa modificar la dosis.

Dr. Roberto Aldrich García. Febrero 2012

 

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